A la hora en la que el ministro estaba en el bar de copas sus agentes se jugaban la vida en Barcelona
Mientras el ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, se relajaba cenando y tomando una copa en el bar Válgame Dios de Chueca, cientos de agentes de la Policía Nacional y la Guardia Civil se jugaban la vida en las calles de Barcelona.
La violencia alentada por el propio presidente de la Generalitat, Quim Torra, se ha recrudecido en la Ciudad Condal y en las principales poblaciones de Cataluña, en las que los CDR han logrado imponer su Ley.
En esta segunda noche de altercados, los CDR y numerosos grupos de jóvenes han prendido decenas de hogueras en las calles de Barcelona, han pegado fuego a varios vehículos y han arrojado sobre los agentes de los Mossos y la Policía piedras impregnadas con ácido.
Torra culpa a los «infiltrados»
Pasada la medianoche, los Mossos d’Esquadra habían detenido a más de 20 personas involucradas en actos vandálicos y altercados. El Sistema d’Emergències Mèdiques (SEM) de la Generalitat ha atendido a 52 personas. El herido más grave, registrado en Tarragona, sufre traumatismo craneoencefálico.
Pero los CDR alentados por el president Quim Torra han mostrado un especial ensañamiento con la Policía Nacional y la Guardia Civil, los agentes que se encuentran a las órdenes del ministro Grande-Marlaska. Durante los últimos días han cercado Comisarías, han intentado asaltar la Delegación del Gobierno en Barcelona y han montado escraches ante los establecimientos en los que pernoctan los agentes desplazados desde distintos puntos de España.
Cerca de la medianoche, apremiado por la situación, Quim Torra comparecía en rueda de prensa para pedir que ceden los actos vandálicos. Pero lejos de reconocer que él ha sido el principal instigador de estos incidentes, ha atribuido la violencia a la presencia de «infiltrados» en los CDR. Tal como ha reconocido en varias entrevistas, tanto su mujer como todos sus hijos son miembros de algún CDR violento.